La razón populista de Macri – Por Federico Niemetz

En su nota “La llamada izquierda lacaniana y la frivolidad” publicada en julio de este año en la publicación Imago Agenda de la editorial Letra Viva, el psicoanalista Juan Ritvo discute la tan mentada “razón populista” y dice:

“El populismo [pero el lector puede leer peronismo] protege el mercado interno y así favorece a las clases subalternas, pero es incapaz de resolver el problema de la inversión. El liberalismo le objeta esto, pero cuando llega al gobierno termina hundiendo el consumo y la inversión. ¿Cómo fomentar la inversión si el capital externo busca ganancia a corto plazo y el interno adopta la misma política? La respuesta es obvia: El estado debería cargar con esta tarea. Pero para hacerlo tendría que enfrentar un doble y tenaz obstáculo: debería sacrificar el consumo y apropiarse, mediante una reforma fiscal, de buena parte del ahorro de la clase dominante. Esto es algo que podría hacerse en una dictadura asiática, no en países como el nuestro…”

Los puntos suspensivos al final de la cita de Ritvo no los puse yo, los puso él. Yo le pongo palabra a esos puntos suspensivos. Ritvo (o quizás yo) podría haber terminado con un signo de interrogación: ¿podría hacerse algo así en un país como el nuestro? Vale la pena empezar diciendo que gran parte de esa histórica dicotomía entre liberalismo y populismo viene manifestando la búsqueda de una síntesis al interior de Cambiemos desde el primer día de gobierno de Macri, pero las palabras de Ritvo parecen ser premonitorias en tiempos (hoy, 4 meses después de su publicación) de reforma fiscal, previsional y laboral.

Vamos a los términos en los que se expresa el psicoanalista: populismo (peronismo), liberalismo, sostener el consumo, atraer la inversión, capital externo, ganancia a corto plazo, carga al Estado, dictadura. Todos ellos elementos del Frankestein político que hoy rige en el ámbito público y en el privado. Sin pretender entrar a la discusión (tan dolorosa) sobre si Macri es peronista, lo innegable es que vía endeudamiento externo y obra pública, el macrismo hace malabares para sostener el consumo y la guita circulante en la calle mientras genera las condiciones ideales para que los capitales golondrinas inviertan y se la lleven en pala sin pagar salarios dignos ni impuestos. ¿Es Macri un seguidor del modelo de desarrollo del Partido Comunista Chino? No en vano Ritvo lo compara con una dictadura asiática y su expresión es contundente: eso es algo que no podría hacerse en países como el nuestro. Y es que el Frankestein no es, como muchos kirchneristas sostienen, una simple expresión argentina de la ola new wave coach, big data, focus group del neoliberalismo del siglo XXI. Cambiemos es mucho más que Durán Barba, es mucho más que marketing; si decimos que la política es el arte de hacer posible lo imposible, Cambiemos haciendo algo “solo posible en una dictadura asiática” es política pura. Cosa contradictoria decir que una dictadura es política pura por lo que entra en juego la pregunta ¿es el Frankestein que rige la Argentina hoy una dictadura? Responde Cristina Fernández de Kirchner:

“Ya les dije que no eso (cuando militantes cantaban –Macri basura, vos sos la dictadura-). Ya les dije que no eso porque después los critican, y les dicen… no, mirá: este es un régimen. El régimen macrista, por así decirlo. Vamos a decirle el régimen macrista. En el régimen macrista, las normas no son las de la Constitución, no son las del derecho laboral, no son las del Estado de Derecho. Es eso, un régimen. El régimen macrista”.

Como bien dice el amigo Manuel Saralegui, la definición de Cristina entraña potentes consecuencias y es que la palabra régimen remite a lo más profundo de la historia. John William Cooke cuando le llamaba régimen a los gobiernos de la proscripción lo decía entendiendo el término como una matriz sistémica, estructural y paradigmática. Y el Frankestein de hoy, este sujeto y esta sustancia que hoy rigen, no está lejos de eso. En lo que sigue no concuerdo con Saralegui, pues el problema de esta definición es que les está dando impactantes resultados, que su matriz tan particular, su sistema de conceptos, su estructura política y su paradigma axiológico hegemonizan, crean y representan valoraciones populares y hunden en el pozo de los subversivos o inadaptados a todos aquellos referentes de la resistencia, a cualquier expresión disuasiva y, prácticamente, a cualquier otredad.

 

Por Federico Niemetz

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