“Extraer las riquezas naturales, valorizarlas elaborándolas y activar el intercambio por el abaratamiento de los fletes ferroviarios y disminución del costo de los transportes, construir caminos, reducir el precio del combustible, aprovechar las fuerzas hidráulicas de las montañas, de la llanura y del mar, utilizar el viento, que es combustible azul, elevar lo más posible el nivel de vida colectivo y el bienestar general […] son medios de fortalecer a la Nación.”
El concepto de propiedad estatal de las riquezas naturales, fundamental para nuestra Independencia Económica sería impulsado por Mosconi a través del proyecto de nacionalización de los hidrocarburos, que provocó la reacción oligárquica e imperial contra el gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Dichas ideas nacionalistas serían incluidas años más tarde por Arturo Sampay en el Art. 40 de la Constitución Justicialista de 1949, que explicita que los recursos energéticos son de propiedad del Estado: «Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación […]»
Asimismo, resaltamos el pensamiento visionario de Enrique Mosconi en el aprovechamiento de las energías hoy llamadas ‘alternativas’, de lo que el país debe ocuparse a la vez que YPF monopoliza la explotación hidrocarburífera y expulsa a las multinacionales petrolíferas.
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