Ojalá que llueva café en el campo – Por Marcos Domínguez

“Hay que dejar de dispersar el discurso(…)Me temo que si no nos preocupamos por los intereses de la gente, entremos en una crisis de representación, y eso no le sirve a nadie (…)No es hora de reprocharle nada a nadie, sino de SUMAR VOLUNTADES. La UNIDAD no se logra en ninguna mesa de rosca, se logra en la ACCIÓN(…) La unidad no se va a dar por el lado de la ideología, sino por el lado de representar los intereses agredidos.” CFK en ATE (2016)

En el intenso diciembre de 2017, sostuvimos en dos notas (aquí y aquí) de este blog, y con más énfasis de lo habitual, que los acontecimientos debilitarían gravemente al gobierno macrista, “que por supuesto no recibirá un K.O definitivo, pero ha iniciado una agonía sin remedio, en tanto no puede cubrir la falta de respaldo político para algunas de sus medidas con la coacción económica y la militarización de los recintos por mucho tiempo más. No obstante, será una oportunidad perdida si no se tiene en cuenta que el modelo de oposición (al que nos referimos aquí y aquí) debe usar como brújula lo que el pulso de “la calle” ya demuestra: la unidad de carne y hueso, la que está en movimiento, cuyas mayorías circunstaciales la política tiene la tarea de representar.

También dijimos que Durán Barba no diseña política económica, sino que a lo sumo recomienda llamar “cambio cultural” a una política de ajuste sobre los sectores populares. El asesor de Macri pone hincapié en la idea de que hay electores a los cuales no hay que venderles intensidad épica sino, por el contrario, ascenso y progreso en el ámbito que es para ellos prioritario: la intimidad del mundo privado de la vida (“cada persona es un mundo”, señala el eslogan de una compañía de celulares). La pregunta es ¿Cambiemos todavía está en condiciones de vender lo antedicho? En este punto es oportuno señalar que el mundo privado de la vida, mejora o se deteriora –también– por el rumbo de la política económica, y ese rumbo es cada vez más incierto. En este último sentido, la unidad de concepción se dá entre economistas de polos opuestos (desde G.Moreno a J.Milei), que coinciden en que el descalabro es inocultable. La economía tiene que ser aburrida, previsible, pero el mejor equipo de los últimos 50 años se las ingenia para convertirla en una montaña rusa.

Tal como observara Eduardo Fidanza, Cambiemos le quita bienes patrimoniales a la clase media, y los negocia por bienes simbólicos: sindicalistas presos, dirigentes kirchneristas procesados, mayor transparencia. Pero la eficacia política de este trueque parece comenzar a mermar, sofocada por preguntas: ¿la pesada herencia ¿la meritocracia es todavía viable como relato?, ¿la incertidumbre puede ser “disfrutada”, tal como sostuvo Esteban Bullrich?, ¿o más allá de las hipotéticas candidaturas, el peronismo (cuya mayor expresión electoral es CFK) se pone en movimiento para conducir un modelo de oposición con vocación de gobierno?.

Veremos, porque al margen del título de este escrito, el voluntarismo y el análisis político no son buenos amigos. Sin embargo, empieza a aparecer con más claridad la idea de que la exitosa manipulación macrista de la memoria sobre el pasado, y de las expectativas sobre el futuro, de a poco le van cediendo lugar a algo que buena parte de su electorado no tenía muy en cuenta: la evaluación sobre el presente, un presente de limones nunca vendidos.

La hemorragia política de Cambiemos comenzó con la reforma previsional, se agudizó con el Triaca Gate, e ingresa en una etapa aún más intensa con la vuelta de Hugo Moyano a la “casita de los viejos”, es decir, al frentismo antioligárquico. El buen olfato del león hervíboro lo diferencia de otros dirigentes ,que por una cuestión de miopía o simplemente de intereses diferentes, todavía no han comprendido que al único que le es rentable el antikirchnerismo es a Macri, en tanto el antikirchnerismo, por definición cultural, es la primer etapa de una escalada que va por el reservorio más importante de la justicia social: los trabajadores sindicalmente organizados. La suerte de la unidad, cuestión a la que le dedicamos varios posteos (aquí y aquí por ej), está echada.

Sondeo de opinión

Reunión de mesa chica

Decisión política. Esta técnica, sumada a la baja densidad ideológica cambiemita conformaba un cocktail metodológico que venía funcionando bastante eficazmente en la lectura de los escenarios, casi sin tropiezos importantes. Sin embargo, parece que si bien la caída en la imagen del presidente no garantiza la caducidad de Cambiemos de cara a 2019, sí fija un límite en el clima social que demuestra que hasta ese endemoniado espectro denominado opinión pública todavía guarda cierta memoria histórica, y que la comunicación no puede resolver todo el tiempo la impericia política.

Habrá 2019.

Marcos Domínguez – Blog Zonceras Abiertas de América Latina

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